El dolor es una señal de advertencia del cuerpo que puede tener múltiples causas, desde lesiones musculares hasta enfermedades crónicas o trastornos neurológicos. Para tratarlo de manera efectiva, es fundamental un diagnóstico preciso, que permita identificar su origen, tipo y severidad.
El proceso diagnóstico debe ser integral y estructurado, combinando la evaluación clínica con herramientas de medición y estudios complementarios. Un diagnóstico erróneo puede llevar a tratamientos ineficaces y, en algunos casos, a la cronificación del dolor.
1. Evaluación Clínica del Dolor
El primer paso en el diagnóstico es una historia clínica detallada, donde el médico recopila información clave sobre el dolor.
Historia clínica y características del dolor
El médico formulará preguntas para entender:
- Inicio y evolución: ¿Cuándo apareció el dolor? ¿Es constante o intermitente?
- Ubicación: ¿Es localizado o se irradia a otras áreas?
- Tipo de dolor: ¿Es punzante, quemante, opresivo, eléctrico?
- Factores agravantes o aliviantes: ¿Qué lo empeora o alivia? (movimiento, frío, calor, postura, medicamentos).
- Impacto en la vida diaria: ¿Dificulta el sueño, el trabajo o la actividad física?
Escalas de medición del dolor
Para evaluar la intensidad del dolor de manera objetiva, se utilizan herramientas como:
- Escala Visual Analógica (EVA): Una línea de 10 cm donde el paciente indica su nivel de dolor.
- Escala Numérica del Dolor (END): Se califica el dolor del 0 (sin dolor) al 10 (dolor insoportable).
- Cuestionario McGill: Evalúa la percepción sensorial y emocional del dolor, siendo útil en dolores crónicos complejos.
💡 Estas escalas permiten monitorear la evolución del dolor y ajustar los tratamientos.
2. Exploración Física
El examen físico ayuda a detectar signos visibles o palpables de lesión o alteración. Dependiendo del tipo de dolor, se pueden encontrar:
- Inflamación o hinchazón: Común en artritis o lesiones musculoesqueléticas.
- Alteraciones en la sensibilidad: La hiperalgesia (mayor sensibilidad al dolor) o la alodinia (dolor ante estímulos no dolorosos) pueden indicar daño neurológico.
- Puntos gatillo: Áreas de hipersensibilidad muscular típicas en el síndrome miofascial.
- Limitaciones en la movilidad: Pérdida de rango de movimiento en articulaciones o espasmos musculares.
Algunas pruebas específicas pueden ayudar a determinar la causa del dolor. Por ejemplo, la prueba de Lasègue en pacientes con ciática permite evaluar la afectación de la raíz nerviosa.
3. Pruebas Complementarias (Solo cuando son necesarias)
No siempre es necesario realizar estudios de imagen o pruebas de laboratorio, pero en algunos casos ayudan a confirmar el diagnóstico.
Estudios de imagen
- Radiografía: Permite detectar fracturas, artrosis y problemas óseos.
- Resonancia Magnética (RM): Se utiliza para evaluar tejidos blandos, discos intervertebrales y nervios.
- Tomografía Computarizada (TC): Proporciona imágenes detalladas, especialmente útiles en estructuras óseas complejas.
- Ecografía musculoesquelética: Evalúa lesiones en músculos, tendones y ligamentos en tiempo real.
Pruebas neurofisiológicas (Para diagnóstico de dolor neuropático o afectación nerviosa)
- Electromiografía (EMG): Mide la actividad eléctrica de los músculos para detectar afectación nerviosa.
- Estudios de conducción nerviosa: Evalúan la velocidad de transmisión de las señales nerviosas, útil en neuropatías como el síndrome del túnel carpiano.
💡 Es importante no abusar de estos estudios. Muchas veces, hallazgos en imágenes no necesariamente explican el dolor del paciente.
4. Diagnóstico Diferencial: No Todo Dolor Es Igual
Un paso clave en el diagnóstico es determinar el tipo de dolor, ya que cada uno requiere un enfoque distinto de tratamiento.
- Dolor nociceptivo: Provocado por daño en tejidos (ej. artritis, fracturas, esguinces). Suele responder bien a antiinflamatorios.
- Dolor neuropático: Se origina en el sistema nervioso y se describe como ardor, hormigueo o descargas eléctricas. Es común en neuropatías diabéticas o neuralgia postherpética y no responde bien a antiinflamatorios.
- Dolor psicogénico: Relacionado con factores emocionales como ansiedad o depresión, puede amplificar la percepción del dolor.
💡 Un error común es tratar el dolor neuropático con antiinflamatorios o no diferenciar el componente emocional del dolor crónico.
5. Importancia del Diagnóstico Temprano
Un diagnóstico tardío o inadecuado puede hacer que el dolor agudo se transforme en dolor crónico, afectando severamente la calidad de vida del paciente.
Es fundamental:
✅ Identificar la causa del dolor en sus primeras etapas.
✅ Aplicar tratamientos personalizados según el tipo de dolor.
✅ Evitar la automedicación o el uso prolongado de fármacos sin supervisión médica.
✅ Considerar un enfoque multidisciplinario que incluya fisioterapia, terapia psicológica y hábitos saludables.
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